viernes, 23 de diciembre de 2011

Chimeneas

Como otro día cualquiera, subo por la calle hacia la zona de las bodegas, pero la diferencia es: No es otro día cualquiera. Al menos no lo son estos días en que huele a lumbre, a leña quemada. Los días fríos del año embriagan la esencia del pueblo con ese olor a madera, a fuego, a pueblo. El humo saliendo por las chimeneas relata historias que cuentan los abuelos dentro de las casas, al calor del fuego, del brasero, en la cocina, en el salón, donde sea. Cada chimenea es un altavoz de cuentos, cada lumbre es una historia del pasado, cada fuego es un "Toma todos tus recuerdos, soy esa esencia que te hipnotizó, ese olor que apareció en tu vida hace 23 años y que identificas con tu lugar. Cada vez que me sientes, se reproducen en tu mente todas esas imágenes que viviste de pequeño, con la felicidad y la inocencia, y se aparecen lugares mágicos que nunca has visto también."

viernes, 9 de diciembre de 2011

"La Guerra del Alma" Capítulo 8: Suéñame (Primera Parte)

El chico durmió hasta la hora de comer. Se despertó embotijado, con sensación de trastorno de horario, pero feliz a fin de cuentas. Tras la comida se sentó en la cama, su habitación, con su tesoro en las manos y se dispuso a abrirlo y leerlo. "Te revelaré mis sueños y mis pesadillas..." así empezaba. Las páginas se iban sucediendo sin enigmas, sin acertijos. Pero a cambio, mucha magia, deseos, sueños, hechizos, amor... y una canción. En la misma página en la que se encontraba el cuadro mágico del ejemplar imprimido, había una canción en el original:


Sueños de campos, verdes colinas
llenan mi alma de fantasías
cantan gorriones, ven las espigas
crece la siembra, tierra escondida

vuelve a brotar trigo dorado
haz que mi mente vuele a tu lado
vuelve a nacer trigo sembrado
llena los campos de oro salvado

Sueña mi vida, ya estás en casa
la melodía de esta nana
duerme y verás tierras lejanas
grandes llanuras, mar y montañas

ya no habrá mal que te acicale
no sufrirás por este cobarde
vendrá el amor para salvarte
vendrá tu caballero andante

Los rasgos femeninos de la letra eran increíblemente esbeltos. Sería suya la letra o sería popular de la época, se preguntó el chico.

La tarea le iba a llevar toda la tarde por lo que decidió conectar la minicadena y escuchar música de fondo a la vez que comparaba los dos libros. Empezó a sonar una cajita de música acompasada con una voz masculina cantando en finlandés.

Pasadas unas horas y con unas gaitas de fondo junto a violines y guitarras el chico llegó al último capítulo. El texto parecía incompleto antes de llegar a la carta final. Le incitaba a continuar él mismo la historia pero como no fuera con la imaginación poco podía hacer.

La suave melodía de una pieza con tintes árabes y ritmos étnicos junto al cansancio acumulado de la tarea estaban llevando al chico a un estado onírico. La música continuaba pero cerró el libro, lo rodeó con sus brazos y se quedó dormido. Sin darse cuenta las páginas empezaron a desprender calor, un calor apacible, un calor que entre latido y latido, le llevó a un lugar...


...grandes llanuras, muy al fondo montañas, el día claro y soleado no amenazaba al chico que se encontraba paseando por un camino. No lejos un pueblo y un poco más allá un castillo vestía estandartes y escudos en lo alto de su torre del homenaje. Se dirigió al pueblo. Vestía ropajes para él extraños, pero se sentía cómodo. Llevaba una cota de mallas, botas de piel de carnero castellano y llevaba envainada una espada.

La gente del pueblo le miraba con respeto, al parecer era alguien destacado. Luego, hablando con un lugareño se dio cuenta que no, era un forastero al que todos miraban por desconocimiento. Entró en la taberna donde unos cuantos hombres conversaban en las mesas centrales de madera. Se acercó a la barra y la guapa tabernera no tardó en acercarse.
- Este año la cosecha de trigo será buena. Pero que estaré diciendo, ¿qué quieres, forastero?
- Saber donde estoy y cuando.
- ¿Quieres que lo cante acaso? Los borrachos y los imbéciles fuera de la taberna
- No, por favor, es cierto, no se en que época estoy ni donde estoy.
- Está bien. -dijo la tabernera siguiéndole el juego- te encuentras en el centro de la meseta, al norte de los páramos, al sur de las montañas, en las vegas del Valderaduey. ¿En qué época? Mira tú mismo ese anuncio.
El chico se fijó en un pergamino colgado en el que rezaba: "Por orden de don Diego Sancho de Lobos, esta taberna será registrada cada semana. A junio de 1211"
- Hoy es 18 para ser exactos
- ¿Y quién es ese Diego Sancho de Lobos?
La tabernera miró hacia ambos lados, se acercó al chico y bajó la voz.
- Es el ser más malvado que ha habitado esta comarca. Es el señor de las tierras, todo lo que ves alrededor de este pueblo, le pertenece. Vive en el castillo, lo habrás visto, al llegar al pueblo. Por el camino sur a unos 10 minutos andando. Dicen que tiene a una chica apresada con la que piensa casar y tener la descendencia que siga  su linaje, pero nadie la ha visto aunque se comenta que tiene familia en el pueblo. Nadie ha dicho nada.

El chico empezó a encajar todo. El año, el lugar, una chica... ahora sí. Esta era su oportunidad. Se encontraba más cerca que nunca de su objetivo. "... pronto volveremos a encontrarnos, aquí, en tus sueños, o en los míos" Ya está, aquí empieza el sueño, se dijo.

- La chica es de fuera -dijo automáticamente el chico
- ¿Cómo lo sabes?, ¿vienes preguntando como si hubieras olvidado todo y de pronto sabes quién es ella?
- Sí, creo que ya se por que estoy aquí. Muchas gracias por todo. -salió corriendo de la taberna.
- Espera, no me dejes así, cuéntamelo por favor. -pero ya no le oía.

Miró al sur y con paso firme y fe en el acero enfiló su corazón y sus pensamientos hacia el castillo de Diego Sancho de Lobos.






jueves, 8 de diciembre de 2011

Niebla

Misteriosa bruma desciendes de los cielos para emborronar nuestra vista con gélido aroma a invierno. Romance de Navidad, blanca atmósfera sin lluvia, sin nieve. ¿Qué hay detrás de tí?, ¿Que escondes más allá? El llanto de un niño perdido ahoga las lágrimas congeladas de los ángeles que con el batir de sus alas, vuelan hasta alcanzarle en un intento por abrir el cielo y dejar que entre el sol. Pero eres fuerte y resistes los ataques. A veces te veo un poco bipolar, eres capaz de llenar de magia un aburrido momento y a la vez provocar el impacto de dos aviones en un aeropuerto. De tí hablan en los libros más antiguos y caracterizas costas de tierras lejanas, más allá de donde me alcanza la vista cuando tú no estás. Esta vez has tardado más en venir, pero ya estás aquí, puntual para el invierno en la llanura, en la Meseta. En tí se reflejan las luces de las ciudades y pueblos que se encuentran cobijados bajo tu manto y a través de tí aparecieron miles de piedras que expulsaron al invasor hace mil trescientos años. Te dedico estas palabras, sueño invernal

domingo, 30 de octubre de 2011

"La Guerra del Alma" Capítulo 7: A las puertas de la Verdad

En la radio del coche sonaba un bonito tema cuyo verso final había cautivado al chico desde que la escuchó por primera vez. "Cuentan que, las noches de invierno se ve nacer una flor donde no llega el sol, por amor...". Eran las 21:30 cuando terminaba la canción y el coche entraba en la Bien Cercada. Condujo a lo largo de la Avenida Requejo hasta el parque de la Marina. Bajó por la Avenida Portugal hasta llegar al paseo del río Duero el cual siguió adelante hasta Olivares donde aparcó. Dejó su equipo en el coche y entró en un bar para cenar algo. La noche prometía tensa a la par que entretenida y antojadiza. Siempre habñía soñado con hacer una misión, infiltrarse en algún lugar al estilo peliculero para encontrar un tesoro o algo parecido.

Volvió al coche, se cambió de ropa y metió en la mochila una linterna, el ejemplar del libro, pilas, un cincel y un pequeño cepillo. La noche invernal le ayudaba a esconderse mientras subía a la muralla. Frío, niebla y calles vacías le hacían pasar desapercibido ante el bosque de piedras y edificios románicos que celebraban la Navidad.
Se encontraba ante la Rúa. Buscó el número 22. Cuando llegó se encontró un edificio moderno, de reciente construcción y muy alejado del castillo.
- No puede ser, esto está muy lejos. Creo que me he equivocado con el número, no es 22, debe ser otro, un múltiplo quizá.
Se sentó en un banco a analizar la tabla. La miró de todas las formas posibles y solo veía el 22 resultante.
-22, 22 y 22. Solo hay 22, 4 filas que dan 22 y 4 columnas que dan 22... -y entonces llegó la inspiración- un momento. Si sumamos los ocho 22 que hay da 176. Pero no hay ningún portal con el número 176 en la Rúa. Tal vez no sea el número del portal sino la distancia... ¡Claro! la distancia que hay desde el pasillo.
Retrocedió hasta la fortaleza y se paró en la puerta principal. Volvió a mirar la matriz y con decisión dio 176 pasos llegando a la primera casa de la Rúa. Allí una pequeña losa de granito cayó junto a sus pies desde la pared: "Aquí vivió Don León de Castro Garcés, segundo jefe de Imprenta de Zamora hasta su muerte en 1576".
-Así que lo guardó en su propia casa, claro, que mejor lugar para uno de sus libros preferidos.
A pesar de ser una casa reconocida no presentaba un buen estado, estaba abandonada y sin restaurar. La puerta estaba cerrada con un candado de gran tamaño y la ventan del bajo estaba cubierta con unos listones de madera. El chico bordeó el edificio por unos de los lados y vio que había una tapia que separaba la calle de un posible corral o patio interior. Hizo ademán de su recuerdo como montañero años atrás y sin pensarlo escaló la pared de piedra. Al otro lado le esperaban montones de aperos de labranza, tejas, basura tirada por la gente y una puerta que daba acceso al interior de la vivienda. Esta tenía un cerrojo algo oxidado pero no era nada del otro mundo para una buena horquilla o tarjeta. El chico usó el carnet de la universidad para entrar, introduciéndola por la ranura de la puerta. A los segundos y después de un click, se encontraba dentro de la casa de Don León de Castro. Una antigua cocina con chimenea le daba la bienvenida a su particular isla del tesoro. Sen sentó en una vieja silla y abrió el libro para buscar más pistas. Sujetó la linterna con los dientes para tener las dos manos libres.
"Bajo el Caparazón de la Tortuga está la entrada al Gusano". Otro enigma pero este, y gracias a la ayuda que don Herminio le había prestado, no le resultó nada dificil. Sin duda el gusano era un túnel, uno de esos túneles que le contó el historiador que existían en Zamora. Bajo el Caparazón de la Tortuga no podía ser otra cosa que bajo la casa, ¿que es sino el caparazón para la tortuga?. El chico, contento, bajó unas escaleras carcomidas que daban al sotano. Allí alumbrando con su linterna admiró viejos trastos, botes de tinta seca, plumas... Una alfombra decoraba el suelo.
-No puede ser tan fácil.
La retiró y vio una trampilla. La abrió y una corriente de viento gélido se escapó del túnel. Allí estaba la entrada a las entrañas de la ciudad. Si hubiera tenido más tiempo, los exploraría uno a uno pero no lo tenía, debía salir de allí antes del amanecer.
Descendió por una escalera hasta el fondo donde empezaba el corredor horizontal. "el gusano se lo ComIó y aquí mIsmo lo dejó".
-¿Porqué esas tres letras están marcados? ...y aquí mismo lo dejó, ¿donde es aquí?, ¿en la entrada?, ¿en la casa?. No más de 20 minutos tardó en darse cuenta que "aquí mismo" se refería a la frase, el enigma marcaba la situación, CII, 102 pasos en el interior del túnel.
No sin dificultad, sorteando piedras sueltas, telarañas enormes y ratas traviesas hizo el camino señalado. La linterna le empezaba a fallar y tuvo que cambiar las pilas. Por fin llegó al punto señalado, 102 pasos. En la pared había una marca, una especie de rectángulo con varios dibujos, un árbol, una montaña y un sol, algo desfigurados por el paso del tiempo. Cogió el cincel y el cepillo y empezó a excavar. Al rato ya asomaba una tela que cubría algo consistente. Era rectangular, de gran tamaño. Lo descubrió, ahí lo tenía. el libro original. No podía creerlo, por fin tenía el libro cuya historia, o mejor dicho, cuya protagonista invadía su mente desde hacía poco más de medio año. No dudó en abrirlo y examinarlo. Pero el túnel no era sitio cómodo para pararse a leer por lo que emprendió el camino de vuelta a la casa de Don León. Al llegar a la trampilla oyó voces que venían del piso bajo. Había gente en la casa.
-Aquí no parece que haya entrado hoy nadie, esto está igual que siempre.
-Pero capitán, la puerta de atrás estaba abierta.
-Esto puede haber sido de cualquier otro día, ¿cuántos habrán entrado aquí antes?, ya te digo que hoy no ha entrado nadie, estoy  hasta las narices de esa señora, todas las noches llama por algo y nunca pasa nada.
El chico comprendió que alguien avisó a la policía. Le verían saltar la tapia desde alguna ventana vecina. Con cuidado cerró la trampilla y se adentró de nuevo en el túnel. Debía confiar en que habría otra salida.
Media hora después empezó a notar una suave corriente de aire frío. Subió una escalera y abrió la puertecita que comunicaba con el exterior. Al salir se dio cuenta que estaba en la otra orilla del Duero, en el huerto del convento de las Dueñas. Salió por una puerta trasera y se dirigió al Puente de Piedra. Lo cruzó y volvió a Olivares donde tenía el coche. Eran casi las 3:30, había despistado a la policía.
En el coche, descansando de su aventura abrió el libro para compararlo con su copia ejemplar. No había tablas ni acertijos, no había notas al pie de página, estaba escrito a mano, con una letra... con la misma letra de la carta.
-Es ella, ahora si que no hay duda. ¿Como consiguió llegar al siglo XXI?, ni idea, pero es ella. Que mujer tan misteriosa, es... única.
Por el este, el resplandor del alba empezaba a hacerse visible, tenía que volver a Valladolid. Esta vez, por culpa del cansancio, tardó algo más en llegar. A las 8 de la mañana entraba en su casa con su mochila, su linterna, su cincel, su cepillo y sus dos libros.

martes, 20 de septiembre de 2011

"La guerra del alma" Capítulo 6: La Matriz y el Acertijo

Zamora 1562

León de Castro llegó contento a casa. El día había sido duro en la imprenta pero bajo el brazo se hallaba la respuesta a la inusual alegría. Había hallado un manuscrito de principios del siglo XIII. Al parecer se había escrito en la Tierra de Campos pero sin saber porqué el libro se encontraba en Zamora. León lo examinó durante dos horas pero sabía, como con otros libros había ocurrido, que necesitaría por lo menos una semana para ocultar lo que él creyera oportuno y para añadir sus particulares pistas que indicaran el lugar donde más tarde lo escondería.

En el libro había contenidos de magia, de ilusiones, y eso no estaría bien visto por el Santo Oficio. La mejor opción y destino era ocultarlo.

Subió las escaleras que daban al segundo piso para ir a su estudio donde tenía montones de tinteros, plumas y pergaminos. Y comenzó el proceso. En las primeras 20 páginas omitió tres párrafos y una canción y añadió una tabla numérica:
2 - 8 - 8 - 4
6 - 10- 1 - 5
3 - 1 -12 - 6
11- 3 - 1 - 7

En la página 57 escribió: "La Verdad de esta Tierra está frente a la Fortaleza de tu Corazón".
Hasta las siguientes 42 páginas no suprimió ninguna frase. Había mucho contexto mágico, pero León se estaba quedando embelesado por la escritura y las vivencias de la protagonista. No quería quitar nada. Se estaba enamorando de ella sin haberla visto nunca. Eso pensaba él. Días antes de hallar el libro una mujer de pelo moreno se le apareció en la imprenta anunciándole que recibiría un libro y que lo debería guardar bajo juramento. Y el bueno de León asintió. Pero no se imaginaba que fuera este el libro, no lo había recibido de nadie, lo había encontrado a orillas del Valderaduey. Terminó de anotar las modificaciones, apenas omitió más datos pero al menos añadió lo que quería, las pistas de donde encontrar el libro original.

Al día siguiente lo llevó a la imprenta para hacer la copia ya modificada. Después llevó el original hasta el sitio elegido y allí lo guardó, esperando ser encontrado siglos después.


Valladolid 2011

El chico en su casa estudiaba el libro. La tabla numérica tenía posibles resultados. Pero no sabía cual era el correcto. Se había dado cuenta que todas las filas y todas las columnas sumaban 22. Pero alomejor no había que hacer sumas sino seguir algún camino concreto en la matriz. Tras muchos intentos lo único a lo que llegó claro fue a ese 22.
- ¿El 22 de alguna calle? - pensó-  ¿pero de qué calle?.

Siguió buscando hasta llegar a la página 57 en la que se hallaba una frase resaltada: "La Verdad de esta Tierra está frente a la Fortaleza de tu Corazón", sin duda otra pista.
-Vaya, y yo pensando que esta frase formaba parte del libro. La Verdad está frente a la Fortaleza de tu Corazón... La Verdad está frente a la Fortaleza... la Verdad está frente a la Fortaleza... ¡El Castillo!, ¡El libro está frente al Castillo de Zamora. La Rúa, en el número 22! ¿Como me meteré en ese edificio? Tendré que esperar a la noche. Llevaré linterna y me pondré algo negro por si acaso. Esta tarde iré para allí.

Su madre estaba de vacaciones así que no tendría que dar explicaciones. A las 20:30 de la noche arrancó el motor de su coche y dirigió las ruedas hacia la autovía a Zamora.

lunes, 29 de agosto de 2011

"La guerra del alma" Capítulo 5: Don León de Castro

Al terminar de releer el libro, el chico buscó la última página: Imprimido en Zamora en 1562. Era tarde ya así que decidió esperar al día siguiente para viajar a la vecina ciudad e investigar todo lo que pudiera. Se le antojaba dura la búsqueda, partía con muy pocos datos y no sabía cuanto tiempo le iba a durar, pero en ningún momento hizo ademán de desistir, debía saber quien era ella y como aparecío frente a él aquella mañana de junio.

Al día siguiente tomó el autobús de las 8:00. En poco más de una hora llegaba a la estación de Zamora. Lo único que se le ocurrió durante el viaje fue visitar el Archivo Histórico así que hacia allí enfiló sus pasos. Poco después se encontraba ya ante las puertas del edificio deseoso de hallar los primeros resultados. Entró y expuso el motivo de su visita.
- Vengo a inverstigar el origen de un documento medieval y de sus copias impresas en Zamora en el siglo XVI.
- ¿Eres estudiante o investigador? -le preguntó la chica de la entrada.
- Emm... estudiante. -realmente no sabía lo que era, había terminado la carrera el curso anterior y nunca se había parado a pensar si hacer un máster es tan de estudiantes como hacer una licenciatura.
- Muy bien, ve por el pasillo de la derecha, allí encontrarás los documentos medievales.
- Muchas gracias.

El chico dobló a la derecha tal como le dijo la encargada cuando de pronto su frente chocó con los libros que llevaba sobre el pecho un hombre alto y delgado, bien entrado en los setenta, vestido con chaqueta y pantalones marrones. Tras retroceder un paso alzó la vista y reconoció a Herminio Labrador, un viejo amigo de su padre. El hombre también se dio cuenta de quien era el chico y enseguida empezaron a conversar. Le contó los deseos de hallar el libro y Herminio le invitó a una zona apartada con mesas y sillas donde podrían hablar mejor.
- ¿Así que este es el documento que te tiene intrigado? -dijo el hombre -veamos. Es bastante antiguo, aquí pone... del siglo XVI.
- Sí, pero el original es del XIII y en algunos capítulos pone la fecha de lo ocurrido en la historia, hasta 1211.
- Bien, pues habrá que echar un vistazo a ver que podemos sacar de aquí.
- Ya lo he hecho, tomé algunas notas pero creo que ninguna es del todo significativa. Lo único que pudiera aportar algo sería lo de la imprenta, ¿no cree?, ¿sabe quien o quienes fueron los impresores en 1562?
- Hijo soy profesor, pero no tengo toda la Historia de la Humanidad en mi cabeza. Vamos a buscar.

Al rato volvió con unos tomos. Abrió el primero y se pusieron a leer.
- Ajá, justo la persona que creía yo. No lo tenía seguro pero sospechaba de él. Don León de Castro Garcés. Fue el segundo trabajador desde que se instalara la imprenta en Zamora a finales del siglo XV, una de las tres primeras de España. Este hombre estaba obsesionado con las "costumbres herejes". Le fascinaban la magia, la brujería, la quiromancia... y guardaba todo tipo de documentos que pudieran estar bajo sospecha de la Inquisición. Además, para proteger mejor sus tesoros copiaba los originales omitiendo algunas partes, notas a pie de página, frases, etc. Lo hacía por que creía que esos conocimientos debían estar a salvo con el paso de los siglos. Nadie ha recuperado nada pero se cree que Zamora está llena de túneles donde los fue guardando. Creo, si mal no recuerdo, que murió abrazando el original del Código de Brujería de Castilla.
- Entonces ¿el ejemplar que he leído está incompleto?
- Sí, incompleto o manipulado.
- No lo entiendo.
- Don León jugaba con los acertijos, y en las copias que realizaba, aparte de quitar trozos, añadía otros para que en caso de olvido -tenía frecuentes pérdidas de memoria- solo él supiera encontrar el original escondido.
- Pues habrá que resolver el enigma.
- Tendrás que hacerlo tú solo, a mi se me ha hecho tarde y debo marcharme. De todas formas estaré todas las mañanas por aquí, por si tienes que venir, ya sabes. Buena suerte con tu búsqueda, hijo.

miércoles, 24 de agosto de 2011

"La guerra del alma" Capítulo 4: Comienza la Búsqueda


"La Leyenda de los Campos"
Epílogo

Tierra de Campos, 19 de Junio, 1211

Hoy he despertado entre claveles, junto a un campo de trigo a punto de cosechar, tumbada en la espesura del viento, sobre tierras fértiles en grandes vegas. Hoy he recordado toda mi vida. Hoy por fin he sabido donde nací y cuando. Hoy he pensado en mí y he recordado mi infancia, feliz. Hoy he sabido que aquella adolescencia que en mi mente borré ocurrió de verdad y no fue un sueño, que tuve una vida antes, que hubo algo que intentó ser terminado aquel día. Hoy por fin he comprendido que la magia es mi fuente de energía, y que esta fuente de energía me intentó ser arrebatada con sufrimiento agonía y muerte. Él me prometió la eternidad pero me robó la vida. Mi familia fue asesinada, me separaron de lo que yo más quería por medio de la sangre y la traición. Más no pudieron acabar conmigo y solo borraron de mi memoria mis recuerdos más bonitos, mis juegos, mis amigos, mi primera vez, el amor...

Hoy parto de esta vida, mi destino son las estrellas. Se que volveré. Pasarán años, siglos pero esperaré sobreviviendo al paso del tiempo, viendo estrellas fugaces, contando las vueltas que da la Tierra. Sí, se que la Tierra es esférica y que gira sobre su eje. Regresaré cuando el alma me avise.

Prometo encontrar el amor que me arrebataron, la felicidad que me extirparon. Juro volver a ser feliz, bailar con la melodía de los violines bajo la luna, junto a un lago en las montañas. Y si para ello tengo que adaptarme al paso de los tiempos, así lo haré con tal de vivir la eternidad junto a quien me ame.

Quien seas, quien lea este libro, sea el año que sea, si tu me amas, quien seas... TE AMARÉ.

El chico leyó el libro dos veces en un día. No daba crédito alo que la historia contaba. ¡Estaba hablando de su misteriosa chica! SIn duda, no podía ser otra. Era ella. Pero, ¿como podía ser tan antigua y aparecerse ante él en pleno año 2011? Claro que en la carta decía que venía de tiempo atrás pero, ¿como se iba a imaginar que eran 800 años? Tal vez esa repentina aparición, desaparición y posterior carta podían explicar la magia de la chica. Eran miles las preguntas que se estaba haciendo a sí mismo en su cabeza pero no podía contestarse todas a la vez si no quería acabar loco.

Cogió un papel, un lápiz y empezó a anotar todos los datos que el parecían relevantes. Había llegado la hora de emprender la búsqueda.

jueves, 4 de agosto de 2011

"La guerra del alma" Capítulo 3: El Libro

"He vivido una ilusión, todo ha sido una ilusión, seguro, no puede haber sido verdad, ¿cómo sino puede aparecer una carta así y desaparecer ella sn dejar rastro?"

Tras medio año sin saber nada, él no la había olvidado en ningún momento. Esa mirada, esa sonrisa, esa ternura, solo podían ser de alguien caído del cielo. Nunca oyó su voz, no le dio tiempo pues huyó, pero ella le otorgó una segunda oportunidad, una nueva esperanza, la oportunidad de un nuevo encuentro que aún no se había producido.

Al caer la noche el chico entró en el desván de su casa. Iba a buscar unos viejos libros para un trabajo de la Universidad sobre la Cuenca Minera de León. Entre baúles, polvo y armarios rotos con sabor a carcoma había un libro que nunca había visto antes allí, o por lo menos que nunca se había percatado de su presencia. Era la copia de un documento del siglo XIII y se titulaba "La Leyenda de los Campos". Abrió el libro y empezó a leer algunos de los cortos capítulos. Al parecer, trataba de una chica noble que había decidido ir a vivir a las tierras al norte de los páramos, abandonando todo resquicio urbanita de la moderna ciudad y camuflándose en la tranquilidad de los pueblos, en el perfume de las flores, en la sombra de los árboles y en la música de los ríos.

Al chico le gustó la idea y decidió llevárselo a su habitación para examinarlo y leerlo. No imaginaba hasta donde le iba a llevar ese libro.

miércoles, 27 de julio de 2011

Diario de un sueño

Veo una urna de cristal. Es mi nueva habitación pero aún no se porqué las paredes son transparentes. Los nuevos han llegado y entre ellos está ella. Me dirijo a este nuevo cubículo para estar más cerca de su cuarto. Pero las paredes dejan ver todo y desde el pasillo, al otro lado del extraño edificio, ven como me instalo y como ella deja su cosas en su habitación para ayudarme a mí.

De repente me despierto. Era un sueño. Vuelvo a dormirme, o... alomejor nunca desperté y simplemente he cambiado de sueño. Pero ahí está ella de nuevo. Ahora es de noche, el escenario es distinto, una carretra grande, unas cabinas de control para el tráfico, ¿una autopista?, no tiene mucha pinta, solo se que unos cuantos caminamos, no se a donde, sobre el asfalto. La miro, me mira, nos comprendemos. En mitad de la nada aparece la boca de una parada de metro. No pone el nombre, ni siquiera está abierta. Suena el despertador, me despierto.

miércoles, 20 de julio de 2011

"La guerra del alma" Capítulo 2: Los primeros recuerdos


Había pasado más de un mes desde aquel primer encuentro y el chico no había dejado en ningún momento de pensar en aquel misterioso y mágico momento. Desde aquel día, todas las noches fueron testigo del deseo, del tesón y también del infortunio. Seis fases de la luna observaron atentamente los paseos del muchacho, sus momentos de meditación, sus ratos de libertad y sus estados de nervio puro al pasar por aquel inquietante lugar. Soñaba con volverla a ver, y agonizaba al pensar que alomejor aquella carta no era más que una broma pesada y que solo se estaba riendo de él.

Sea como fuere el chico no dejó de aparecer por allí. Su mirada se perdía entre las constelaciones. Buscaba Orión, la Osa Mayor, la Estrella Polar, el final de la calle, la Vía Láctea, Júpiter, Marte, y de nuevo el final de la calle por si acaso aparecía su estrella más brillante.

Pasaban las noches y no sucedía nada. Nada salvo el ruido del motor de los coches, el canto de los grillos y algún que otro tren de última hora. "...quien sabe si aquí, en tus sueños o en los míos" pensaba el chico en las últimas palabras de esa carta. ¿Habría acaso aparecido él en los sueños de ella? Lo veía muy dificil, casi imposible, pero lo que sí sabía desde luego es que en la calle no se habían vuelto a ver, y que por más que él soñaba, ella no aparecía, al menos, como la recordaba.

martes, 5 de julio de 2011

"La guerra del alma" Capítulo 1: Junto a las naves de RENFE


Aquel chico caminaba solo, bueno junto a toda la familia, pero al fin y al cabo solo, solo en sus pensamientos, solo en sus sueños, solo en los devenires del futuro. Decidió apartarse un poco del resto de su gente y seguir caminando. ¿Por qué lo hacía?, ni yo mismo lo sé. Para él todo estaba en otro mundo, él vivía en un sitio completamente apartado de todo lo demás, y por tanto la gente que se cruzaba por la acera no era real. Pasaban los minutos y el chico seguía caminando, aún no se había parado. Meditaba sin tener muy claro el qué, pero algo le hizo parar en seco. Detuvo sus piernas y volvió a la realidad. Frente a él una chica permanecía quieta mirando fijamente a los ojos del muchacho. Su pelo moreno, su bella sonrisa...todo en ella era sobrenatural. Sabía que no podía estarse quieto toda la vida, y sin pensar el chico echó a correr. Al rato no se creía cómo pudo haber sido tan estúpido de reaccionar de esa manera y se lamentó no poder volver a verla más.

Llegó la noche y tras cenar, el chico salió de casa a dar otro de sus paseos. Su madre apenas entendía el porqué de estos, no atinaba a ver que eran la vía de escapismo que usaba su hijo para evadirse de este mundo tan realista y anormal. Andaba, pensaba, caminaba, meditaba, soñaba, cuando al pasar por el mismo punto en el que horas antes vio a aquella angelical mirada se percató de que había algo junto a un arbusto, allí, en la tapia de los terrenos de RENFE. Era un pequeño folio y en él estaba escrita la nota más esperanzadora con la letra más bonita que el jamás había visto:

"Querido... sé que no será dificil para tí saber quien te ha escrito esta carta. Lo sé porqúe si tu lo hubieras hecho, enseguida lo habría sabido. Vengo de siglos atrás, donde el tiempo se respira, donde la luz se saborea, donde el miedo te hace crecer. Vengo de las tierras más allá de los Campos, donde los sueños son gotitas de rocío que se cumplen con cada amanecer. Mi mente divaga, a veces pensando en heroicas batallas de tiempos pasados, a veces oyendo el susurro del viento relatándome la Historia del mundo. Más no he seguido ese camino y me he adaptado a tus tiempos, a las tecnologías que llamaís de la Información. Aún es pronto para revelarte más cosas sobre mí, pero si eres constante las irás sabiendo, poco a poco. Hoy nos hemos visto por primera vez, pero como los besos más dulces que se hacen esperar, has de tener paciencia y pronto volveremos a encontrarnos, quien sabe si aquí, en tus sueños, o en los míos."

jueves, 30 de junio de 2011

Reflexiones

Tras tanto tiempo sin escribir hoy escribo una reflexión, un pensamiento, algo que invade mi cabeza desde no hace poco tiempo y que me golpea cada vez más fuerte:

"¿Es normal sentir que estás tirando por tierra la vida?, ¿es normal ver como los demás hacen de todo y tú te quedas ahí sentado, delante del ordenador, viendo como los demás hacen de todo?. No se si es normal o no, pero dudo y me preocupo. Aunque alguna vez haga algo me veo más en el segundo grupo.

Por que veo que la vida va pasando y mis sueños, mis ideas, se quedan en la cabeza, sin realizarse. Alomejor todavía es pronto pero cuando los tuyos se van de este mundo aprecias la vida de otra manera, ves el final cada vez más cerca aunque siga igual de lejos. A fin de cuentas ya he compartido habitación con la Muerte en los últimos años más de una vez.

Pero volviendo a lo otro. ¿Estoy perdiendo el tiempo, o hago lo correcto? ¿es normal, o tal vez resulta que la ambición envenena mi mente y cada vez quiero más? Espero que algún día sea capaz de contestarme a mis propias preguntas. Hasta entonces seguiré con la duda en la mente y ¿porqué no decirlo? con el Miedo."