miércoles, 27 de julio de 2011

Diario de un sueño

Veo una urna de cristal. Es mi nueva habitación pero aún no se porqué las paredes son transparentes. Los nuevos han llegado y entre ellos está ella. Me dirijo a este nuevo cubículo para estar más cerca de su cuarto. Pero las paredes dejan ver todo y desde el pasillo, al otro lado del extraño edificio, ven como me instalo y como ella deja su cosas en su habitación para ayudarme a mí.

De repente me despierto. Era un sueño. Vuelvo a dormirme, o... alomejor nunca desperté y simplemente he cambiado de sueño. Pero ahí está ella de nuevo. Ahora es de noche, el escenario es distinto, una carretra grande, unas cabinas de control para el tráfico, ¿una autopista?, no tiene mucha pinta, solo se que unos cuantos caminamos, no se a donde, sobre el asfalto. La miro, me mira, nos comprendemos. En mitad de la nada aparece la boca de una parada de metro. No pone el nombre, ni siquiera está abierta. Suena el despertador, me despierto.

miércoles, 20 de julio de 2011

"La guerra del alma" Capítulo 2: Los primeros recuerdos


Había pasado más de un mes desde aquel primer encuentro y el chico no había dejado en ningún momento de pensar en aquel misterioso y mágico momento. Desde aquel día, todas las noches fueron testigo del deseo, del tesón y también del infortunio. Seis fases de la luna observaron atentamente los paseos del muchacho, sus momentos de meditación, sus ratos de libertad y sus estados de nervio puro al pasar por aquel inquietante lugar. Soñaba con volverla a ver, y agonizaba al pensar que alomejor aquella carta no era más que una broma pesada y que solo se estaba riendo de él.

Sea como fuere el chico no dejó de aparecer por allí. Su mirada se perdía entre las constelaciones. Buscaba Orión, la Osa Mayor, la Estrella Polar, el final de la calle, la Vía Láctea, Júpiter, Marte, y de nuevo el final de la calle por si acaso aparecía su estrella más brillante.

Pasaban las noches y no sucedía nada. Nada salvo el ruido del motor de los coches, el canto de los grillos y algún que otro tren de última hora. "...quien sabe si aquí, en tus sueños o en los míos" pensaba el chico en las últimas palabras de esa carta. ¿Habría acaso aparecido él en los sueños de ella? Lo veía muy dificil, casi imposible, pero lo que sí sabía desde luego es que en la calle no se habían vuelto a ver, y que por más que él soñaba, ella no aparecía, al menos, como la recordaba.

martes, 5 de julio de 2011

"La guerra del alma" Capítulo 1: Junto a las naves de RENFE


Aquel chico caminaba solo, bueno junto a toda la familia, pero al fin y al cabo solo, solo en sus pensamientos, solo en sus sueños, solo en los devenires del futuro. Decidió apartarse un poco del resto de su gente y seguir caminando. ¿Por qué lo hacía?, ni yo mismo lo sé. Para él todo estaba en otro mundo, él vivía en un sitio completamente apartado de todo lo demás, y por tanto la gente que se cruzaba por la acera no era real. Pasaban los minutos y el chico seguía caminando, aún no se había parado. Meditaba sin tener muy claro el qué, pero algo le hizo parar en seco. Detuvo sus piernas y volvió a la realidad. Frente a él una chica permanecía quieta mirando fijamente a los ojos del muchacho. Su pelo moreno, su bella sonrisa...todo en ella era sobrenatural. Sabía que no podía estarse quieto toda la vida, y sin pensar el chico echó a correr. Al rato no se creía cómo pudo haber sido tan estúpido de reaccionar de esa manera y se lamentó no poder volver a verla más.

Llegó la noche y tras cenar, el chico salió de casa a dar otro de sus paseos. Su madre apenas entendía el porqué de estos, no atinaba a ver que eran la vía de escapismo que usaba su hijo para evadirse de este mundo tan realista y anormal. Andaba, pensaba, caminaba, meditaba, soñaba, cuando al pasar por el mismo punto en el que horas antes vio a aquella angelical mirada se percató de que había algo junto a un arbusto, allí, en la tapia de los terrenos de RENFE. Era un pequeño folio y en él estaba escrita la nota más esperanzadora con la letra más bonita que el jamás había visto:

"Querido... sé que no será dificil para tí saber quien te ha escrito esta carta. Lo sé porqúe si tu lo hubieras hecho, enseguida lo habría sabido. Vengo de siglos atrás, donde el tiempo se respira, donde la luz se saborea, donde el miedo te hace crecer. Vengo de las tierras más allá de los Campos, donde los sueños son gotitas de rocío que se cumplen con cada amanecer. Mi mente divaga, a veces pensando en heroicas batallas de tiempos pasados, a veces oyendo el susurro del viento relatándome la Historia del mundo. Más no he seguido ese camino y me he adaptado a tus tiempos, a las tecnologías que llamaís de la Información. Aún es pronto para revelarte más cosas sobre mí, pero si eres constante las irás sabiendo, poco a poco. Hoy nos hemos visto por primera vez, pero como los besos más dulces que se hacen esperar, has de tener paciencia y pronto volveremos a encontrarnos, quien sabe si aquí, en tus sueños, o en los míos."